Las empresas del sector logístico se enfrentan a un número creciente de crisis e imprevistos, desde fenómenos meteorológicos externos hasta desconexiones tecnológicas.

Según los directivos de Operaciones consultados en el último informe de PwC ’23, el 86% coincide en que sus empresas deberían invertir más en tecnología para identificar, rastrear y medir el riesgo en la cadena de suministro.

A raíz de la creación del nuevo Grupo de Trabajo de Logística de Emergencia y Resiliencia de Logistop, esta semana se ha celebrado la primera edición del Observatory Logistic del GT4. En esta sesión tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano cómo empresas como Logifruit, Drone Hopper, el Grupo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil o Plexigrid han afrontado crisis recientes como el apagón del mes pasado, la DANA de Valencia o la propia pandemia.

Una conclusión fue unánime: la gestión de datos, la anticipación, la comunicación y los planes de contingencia son pilares imprescindibles para una logística preparada ante cualquier emergencia. Tal como señaló Ana Vidal, responsable de Operaciones de Logifruit, la clave está en no dejar espacio a la improvisación. «En nuestra compañía, los líderes y expertos siguen planes de contingencia definidos al detalle, sabiendo exactamente qué hacer y cuándo actuar. Esta previsión permite tomar decisiones rápidas y efectivas» explicaba. Otra de las claves es la comunicación constante con los clientes, especialmente en situaciones críticas. Mantener informado al cliente sobre el estado de su pedido genera confianza y reduce la incertidumbre.

En este sentido, Iván López, del Grupo de Rescate e Intervención de Montaña GREIM, destacó la importancia del tracking: medir, controlar y trazar la logística en tiempo real es fundamental. En base a nuestra experiencia, cada especialista debe ser capaz de registrar y compartir información precisa de las zonas que ha registrado, haciendo uso de tecnologías como el GPS o softwares de control automatizado. Los expertos, también subrayaron la necesidad de contar con un centro de mando o coordinación, capaz de dirigir esfuerzos, establecer prioridades y ajustar la respuesta según la situación.

La innovación y la capacidad de adaptación fueron otros puntos clave analizados por los ponentes. Resulta muy necesario estar al día en nuevas tendencias y dedicar una parte de nuestro tiempo e inversión en el desarrollo y la innovación. En el caso del GREIM  explicaban que, en los últimos años, el barranquismo o la espeleología se han consolidado como nuevos deportes, por lo que «hemos tenido que adaptarnos y formarnos en estas prácticas para conocer nuevas rutas y poder detectar así nuevos puntos críticos a atender en caso de urgencia» señalaba el especialista. Otro caso de éxito que se compartió con los ponentes, recientemente implementado en esta unidad, es el uso de drones equipados con cámaras térmicas, el cual ejemplifica «cómo la I+D permite ampliar nuestras capacidades operativas en situaciones críticas» concluía Iván. 

A raíz de este ejemplo, Ahmed Reefat, Head of Research Center en Drone Hopper, explicó a todos los asistentes en qué consiste este nuevo proyecto que todavía está arrancando en España y el potencial que tiene por explotar en el área de gestión de crisis y emergencias. En esta explicación, los asistentes pudieron conocer los tipos de drones existentes y las cargas que soporta cada uno de ellos, y sus ilimitados usos en situaciones imprevistas. 

Por último, Víctor Pérez Carmona, International Business Developer en Plexigrid, abordó una dimensión cada vez más crítica de la logística en situaciones de emergencia: la gestión de la red de distribución energética. En su intervención, destacó la reciente implementación de gemelos digitales en redes complejas con múltiples nodos y alta variabilidad. Esta innovación permite una visibilidad total de la red, facilitando no solo una gestión más eficiente de los recursos, sino también la elaboración de planes de contingencia más precisos, al detectar patrones de consumo y anticipar horas punta. Gracias a estas herramientas, es posible distribuir la energía de forma más equilibrada, reduciendo significativamente el riesgo de apagones, desconexiones o interrupciones del servicio. Un avance clave que demuestra cómo la tecnología sigue siendo el mejor aliado para una logística realmente resiliente.

En definitiva, tanto los conocimientos como las experiencias de los expertos en logística, los diferentes casos de éxito analizados e incluso los últimos estudios subrayan la creciente prioridad que las empresas otorgan a la resiliencia en sus cadenas de suministro. Una resiliencia que no sería posible sin una apuesta decidida por la I+D, clave para anticiparse a los riesgos, optimizar recursos y adaptarse con agilidad a un entorno cada vez más cambiante y exigente.

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